Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez Un ejercicio ciudadano pendiente de ejecuci...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez
Un
ejercicio ciudadano pendiente de ejecución lo constituye la fiscalización y
examen de los exponentes de la clase política dominicana. Esta auscultación
debe tener como fin evaluar si lo que prevalece es la estructuración económica o
el debate de las ideas. En caso de prevalecer el primer parámetro que cité, resulta
evidente que la agenda de los aspirantes a dirigir la cosa pública irá regentada
en dos direcciones: sus conveniencias personales o la de las elites que
apoyaron de forma económica su llegada al sillón del poder.
La
OEA – de hecho – en su último informe relacionado a la repercusión del dinero
en la agenda política, ha destacado que mientras más caras son las campañas
electorales menos comprometido estará el candidato que resulte electo. Este ciclo
es casi indestructible pues las mismas elites que apoyan a los candidatos, para
lograr conseguir o mantener un estado de privilegios, son las mismas que
provocan los malestares sociales que llevan a la gente a la idea errónea de que
en la representatividad está la solución a las quejas colectivas e
individuales.
De
ahí que mientras más recursos posea un candidato, mayores serán sus
posibilidades de retener o llegar al poder. Esta tesis es la que esgrimen los
banqueros y empresarios que deciden incursionar en la política o apoyar
abiertamente a un determinado hidrófilo (en sentido político) que represente
sus intereses y los de su sector. Esta hipótesis presenta una falencia y es que
existen elementos de carácter intelectual que el dinero no puede comprar.
La
articulación, la argumentación, la formación de ideas en tiempos angostos, la empatía
con la mayoría (que son los de abajo o a píe) no se consigue solamente con
dinero. Weber, en su obra el Líder Carismático, destaca muchas cualidades que
debe poseer el exponente partidario para dirigir las masas. No obstante esas
cualidades resultan ociosas si el/la político/a no tiene ese dote (con el cual
muchos aseguran que se nace, incluyendo grandes filósofos) de carisma.
¡Claro!
Nuestro tema de discusión no es si es carismático o no, si tiene dinero o no. El
tema está en la peripecia de los ojos ciudadanos, con la misión de cambiar el
destino de la nación o seguir el mismo rumbo. En ese orden de ideas haríamos bien
en preguntarnos:
1-¿El
Alcalde de mi Comunidad tiene los
elementos intelectuales necesarios para dirigir el Cabildo?
2-¿Los
concejales, no importando su formación académica, realizan apegados a la ley y a
la ética el ejercicio político y la fiscalización?
3-¿Mi
Diputado o Senador argumenta y acciona en base a alguna ideología política o
responde a intereses personales o de elites?