Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es educador y c omunicador social, reside en Villa Vásquez Me agrada la idea de que el expres...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es educador y comunicador social, reside en Villa Vásquez
Me
agrada la idea de que el expresidente Hipólito Mejía no enmarañó sus simpatías
en las siguientes direcciones: apoyar la ley de partidos y régimen electoral
que desea imponer la facción del Presidente Medina y al mismo tiempo su
adhesión política a las primarias abiertas y simultáneas. El domingo pasado
(06/05/2018) envió un documento balbuciente que revela lo ya consabido por
todos.
Las
chulerías en materia de opinión y accionar partidario entre el decadente
aspirante a la presidencia – Hipólito Mejía- y el Presidente Medina son
muestras de las colindancias que ambos tienen, para jugar el rol de gobierno y
¿oposición?, con el único propósito de darle formalidad a la continuidad del
actual estado de cosas. Expresado en términos más simples solo le falta decir,
Mejía a Medina, soy el peón del veneno.
En
la consulta efectuada en la Cámara Baja donde se pretendía conocer sobre la
referida ley, el tema acuciante eran las primarias y se alegó que las acciones
llevadas a cabo por el grupo de Medina, boicoteando la sesión, responden a
mantener el orden frente a un desbarajuste orquestado por los seguidores de
Leonel Fernández. Al citado boicoteo se unieron un grupo de legisladores que simpatizan
expresamente con el político Mejía.
Estos
legisladores, de larga data en materia política, siguen lineamientos que sólo
tienen por finalidad la simpatía del plan Danilista y procurar candidaturas con
el apoyo que endosaría la parte del oficialismo que controla el Presupuesto
Nacional. Tanto Hipólito como sus seguidores olvidan lo plasmado en el Art. 216
de la Constitución de la República que dice: “La organización de partidos,
agrupaciones y movimientos políticos es libre, con sujeción a los principios
establecidos en esta Constitución. Su conformación y funcionamiento deben
sustentarse en el respeto a la democracia interna y a la transparencia, de
conformidad con la ley”.
Es
evidente que de aprobarse las primarias abiertas, del agrado de Mejía y Medina,
se entraría en una clara contradicción de la Carta Magna Dominicana. Además se
violaría a prima facie la libertad de asociación o adhesión partidaria a la que
tiene derecho todo/a dominicano/a. Igualmente ya éste tema fue juzgado por la Suprema
Corte de Justicia (actuando en función de Corte Constitucional) cuando en fecha
16 de Marzo del año 2005 declaró la nulidad de la Ley 286-04, que abordaba el
supraindicado tema.
En
ese entonces, producto de mi corta edad, no me interesaba la política, pero al
momento de que se introdujera en la arena pública el tema en cuestión, leí
íntegramente la Sentencia que declara la nulidad de la Ley 286-04. En uno de
sus motivadores expresa lo siguiente: “ Que
tales disposiciones constitucionales (las de libertad de asociación y régimen
privado de los partidos) no solo consagran el principio genérico de libertad de
asociación en materia política, sino que el procedimiento escogido por ellas
para el control de la función electoral es el meramente exterior, que se
caracteriza por la no intervención del Estado en el ámbito del derecho de
asociación política de los ciudadanos, el cual conserva su naturaleza privada
originaria, pues la actividad efectuada por ellos (los partidos) si bien se
enmarca en el ejercicio de la función pública, por ser parte de la función
electoral, no por ello adquiere la categoría de función estatal”.
Al
parecer estos preceptos son difíciles de entender. La lógica clientelar se
impone sobre el respeto a las disposiciones constitucionales y a las decisiones
que emanan de los altos tribunales. Mejía y sus legisladores olvidan lo que dice
el Art. 277 de la constituyente del año 2010, el cual reza: “Todas las
decisiones judiciales que hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente
juzgada, especialmente las dictadas en ejercicio del control directo de la
constitucionalidad por la Suprema Corte de Justicia, hasta el momento de la
proclamación de la presente Constitución, no podrán ser examinadas por el
Tribunal Constitucional”.
Conjuntamente
con Mejía, sus seguidores, desoyen lo que dice toda la sociedad, todos los
partidos de oposición e inclusive exponentes religiosos con relación a las
primarias abiertas. Hipólito en el documento al que tienen acceso todos los
medios de comunicación critica la decisión de su propio partido, en el cual las
principales autoridades lo siguen, pero en este tema no. Considero que lo mejor para Mejía sería
juramentarse en el PLD ya que su máscara no oculta su verdad.