Por.- Adam Almonte Montecristi, R. D.- Al momento de escuchar las declaraciones del gobierno dominicano acerca del establecimiento de...
Por.-
Adam Almonte
Montecristi,
R. D.- Al momento de escuchar las declaraciones del gobierno dominicano acerca
del establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China y
por ende la ruptura de las mismas con “Taiwán”, no supe si alegrarme por tener
con nosotros un gran aliado, una potencia económica y comercial como China o si
por el contrario sentir pena y vergüenza por dejar atrás un país aliado que ha
cooperado durante más de 6 décadas con nuestro país en diferentes tipos de
programas que buscan el desarrollo y sostenibilidad de nuestra nación.
A
propósito de la noticia las reacciones
no se hicieron esperar, ha sido notoria la gran cantidad de publicaciones en
las redes sociales al respecto, así como también en los distintos periódicos de
renombre internacional donde se destaca la emblemática foto de nuestro
Canciller Miguel Vargas Maldonado de la mano con su homólogo Chino Wang Yi.
Veía
y analizaba las declaraciones de diferentes figuras norteamericanas, entre
ellos el congresista Marco Rubio, el cual coincidía con las declaraciones del
gobierno norteamericano de que esta acción es un peligro para la estabilidad
regional. Por otro lado el gobierno Taiwanés ha afirmado que esta decisión
responde a ofertas de incentivos económicos hechos por China a nuestro país por
un monto que según ellos asciende a los “tres mil millones de dólares”.
Al
igual que yo, sé que muchas personas estarán cuestionando lo mismo el ¿Por
qué?, y es precisamente eso lo que intento responder. No pensaría que esta
decisión de un pequeño país insular en vía de desarrollo generaría tantas
controversias a nivel internacional, porque, ¿Qué tan importante puede ser
Republica Dominicana para estas dos grandes potencias?
En
medio de tantas reacciones fue entonces que recordé que recientemente el
gobierno de Trump había dado grandes pasos en la búsqueda de un aumento de
aranceles a más 1300 productos chinos, alegando un supuesto déficit comercial. Luego
analicé que en el año 2007 entró en vigencia en nuestro país lo que se conoce como el DR-CAFTA o Tratado de Libre
Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos, el cual
busca eliminar obstáculos al comercio entre los países signatarios con la
potencia Norteamericana.
Analizando
esto fui atando cabos y entendiendo que nuestro país goza de grandes ventajas,
como lo son, una gran estabilidad macro económica, mano de obra barata, una
ubicación geográfica privilegiada y grandes herramientas legales y comerciales
como el “DR-CAFTA”, entre otros. Es por ello que para China es una gran
oportunidad invertir capital en el país, de este modo establecer empresas que
gracias a nuestras leyes serán “Dominicanas” de capital chino y por ende su
producto será de “origen dominicano”. Por
lo que me pregunto, ¿Existe la posibilidad de que China pueda exportar “sus
productos” hacia los Estados Unidos desde República Dominicana y así evitar
esos molestos aranceles que pretende establecer la administración Trump? ¿Una
jugada maestra?
Viéndolo
desde este punto de vista, no es para menos la reacción del gobierno
Norteamericano. De ser cierta nuestra teoría, obviamente los beneficios para
nuestro país serian enormes, tendríamos capital fresco para nuestra economía,
con más empresas, mayores fuentes de empleo y grandes exportaciones. Siempre y
cuando manejemos de la mejor manera posible nuestra relación con el “Gigante
del Norte”, el cual también tiene los juegos bastantes pesados.