Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez Karl Marx llegó a expresar en sus bien reda...
Karl
Marx llegó a expresar en sus bien redactados textos, en el año 1848, que la
verdad y la conciencia serían llevadas al mundo del mercado como cualquier otro
producto. Otros pensadores definieron esto como el proceso de transformación hacia
el mercado, donde el afán de acumulación y consumo sin límites sería el norte a
seguir por las elites y los subyugados.
Empleamos
mucho tiempo en la crítica hacia las elites, olvidando que los subyugados somos
más y que mayoría hace ley. Enfocamos los cañones hacia los que reciben dadivas
del gobierno (las denominadas botellas), hacia los pocos que han vendido su
conciencia y su dignidad, pero olvidamos que el poder no puede comprar a todo
el mundo; mucho menos a un país completo.
Vivimos
en la sociedad del simulacro, aunque sea difícil admitirlo. Un salario – bien remunerado
del Estado – sin justificación, es mal visto cuando no soy yo quien lo recibe,
de lo contrario si es correcto. Criticamos a quien por motivaciones de
naturaleza económica fija una postura contraria a nuestros pareceres, pero no
nos preguntamos (o detenemos) si nosotros hubiéramos rechazado la oferta, en las
mismas circunstancias.
Decimos
de forma cotidiana que medio país está postrado o vendido al gobierno, pero si
el gobierno compra es porque hay muchas ofertas de venta. En el corto trayecto
comunicacional que me ha sido otorgado por la vida, he observado de primera
mano como el ostracismo crítico juega un papel elemental en el discurso de un
exponente político-partidario o informativo, al tiempo que ese mismo expositor
cambia las cartas de juego cuando llegan las obsequias de índole conveniente
para sus bolsillos.
Vivimos
en una sociedad que dice amar profundamente la seriedad, la honestidad y la pulcritud.
Pero es la misma que cuando un funcionario público usa su posición para
transferir fondos públicos a bolsillos privados, si hace exhibicionismo de sus
riquezas, es aplaudido y elevado a categoría de santidad.
La
misma sociedad que cuando sales de una función publica sin un “chele” habiendo
tenido la oportunidad de obtener beneficios económicos y usufructuar la cosa pública,
te crítica y te tilda de “pendejo” por no haberte buscado lo tuyo. Cuando la
sociedad cambie, cambiaran los que regentan la dirección del país, mientras
tanto seguiremos en las mismas: unos criticando lo que harían mas adelante.