Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Escritor, Asesor Político y Educador y de Villa Vásquez Ahora que formalmente inicia la pr...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Escritor, Asesor Político y Educador y de Villa Vásquez
Ahora
que formalmente inicia la precampaña, nosotros los observadores, nos divertimos
al analizar las cosas que se ven y las que no se ven en los aprestos de los
aspirantes a obtener una posición de tipo electivo.
Puede
decirse que el tráfago de ideas, planteamientos y estrategias son ilimitadas
pero pocas resultan efectivas. Igualmente uno de los grandes errores que
comenten nuestros políticos es la falsa concepción de la todología; en este
criterio ellos son los discursistas, los escritores, los estrategas, los
armadores del aparato partidario, etc...
Ahí
estriba el problema. Un político exitoso por lo común está rodeado de un equipo
bien preparado, con elementos intelectuales para cada sección que amerite atención
especial.
Algunos aspectos
a considerar
La
estrategia es el factor clave. Una buena estrategia, aun con una campaña
mediocre es mejor que una campaña extraordinaria con una estrategia mediocre.
Muchos
políticos y gente, elector, piensa y asume como verdadero el efecto del “voto
al ganador” el cual no es del todo cierto.
La
tesis universalmente aceptada de que mucha gente vota al presunto ganador de
unas elecciones por estar con quien gana, es falsa. Muchas campañas están
dedicadas exclusivamente a demostrar que el candidato ganador es el suyo, para
ello filtran encuestas a la prensa demostrando que su candidato va por delante
de los demás, aun esto siendo falso, con el objetivo de que los electores se
movilicen para estar con el ganador.
De
hecho, ocurre lo contrario. Los seguidores de un candidato que no tiene la
victoria asegurada suelen trabajar más, mientras que los seguidores del
candidato que tiene las elecciones ganadas tienden a confiarse y se movilizan
menos.
¿La cantidad de
gente en los actos es importante?
Presentar
mucha gente en los mítines o actos proselitistas tiene poco que ver con el voto
real.
No
quien moviliza mejor a sus seguidores tiene garantía de obtener más votos,
tiene garantías el que moviliza la gente el día de las elecciones.
¿Y las
encuestas?
Las
encuestas son sustanciales, pero la mayoría de los políticos se deja engañar de
las mismas.
La
única razón práctica para hacer una encuesta es obtener información que ayude a
ganar las elecciones. Si la encuesta no va a hacerlo, es mejor gastar el dinero
en otra cosa.
El miedo al
talento
Muchos
de nuestros políticos le temen al talento humano, quizás por envidia o por
sombras autoimpuestas.
Hay
que utilizar los mejores expertos que se puedan obtener sin preocuparse de
herir los sentimientos de alguien. Comúnmente los políticos no les gustan el
buen asesoramiento y ven a los pensantes como sombras a sus proyectos.
Prefieren la lisonja antes que la auscultación real de su campaña.