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POR: Toni Ramos
Hoy el calendario señala 16 de febrero 2012. Ningún comercio colocará colores y ofertas especiales ni estampitas llamativas ni angelitos alados. Hoy, no hay nada que recordar. El marketing sugiere la próxima fiesta para la orgía del consumo. Carnestolenda desmemoriada. Pan y circo para el pueblo. Pueblo que olvida su historia.
Días largos han pasado, meses, años y aún navegando en la ignominia de quienes no hemos sabido estar a la altura de aquellos y aquellas que hicieron de su sangre semillas regadas en los surcos dolorosos de Quisqueya. Treinta y nueve han pasado con sus bisiestos desde ese ’73, y tan hondo queremos enterrarte para que no aflores en este desierto de Dominicana. Otrora, las manos populares escribieron en paredes libres que preñaron con letras ágiles “armas al pueblo”. Y tú gritando: “unidos e integrados por la nueva República Dominicana”, y el canto con sabor a polvo y sangre diciendo: “maldito sea el soldado que obedece a su superior para matar a su pueblo”. Caramba… caramba.
Vivimos la amnesia impuesta por quienes tu memoria y tus palabras les taladran la conciencia. Mejor borrar tu imagen, tus fotos, tus gritos. Hacerte el gran desconocido. Porque muerto aún pones en peligro si te llegaran a conocer los de abajo. Los ninguneados de siempre. Ellos, si supieran, cambiarían el decurso de la historia. Entonces seríamos Pueblo como Pueblo te hisciste Comandante al sudar sus sudores y al hablar su lenguaje: “Luchamos así con bravura de leyenda porque íbamos desbrozando el camino de la historia”. Lo decía aquella canción: “Así era Francisco Alberto que vive después de muerto”.
Hoy los comercios no pondrán tu nombre. Ni te nombrarán en asuntos oficiales. …pero estás latente, de alguna manera pulsas desde lo inombrable. Desde el reverso de nuestra historia. Retumba, sigiloso, casi imperceptible el alarido de una voz de Machepa en la radio aquel 1965 “Dios está con nosotros, Dios está con el Pueblo y habremos de triunfar, porque Quisqueya, nuestra gloriosa República Dominicana ‘será destruida, pero sierva de nuevo jamás’”.
Toni Ramos V.
