Por.- Willian Baldayaque Hace poco hablaba con un joven de Montecristi de mi generación sobre cómo fue nuestra juventud en Montec...
Por.- Willian Baldayaque
Hace poco hablaba con un joven de Montecristi de mi generación sobre cómo fue nuestra juventud en Montecristi. Mane hermano de Rada, hijo de Baleme, quienes se mudaron al Albinar, tenían un canasto frente a su casa, en donde todos los jóvenes íbamos a jugar baloncesto, sin importar el sector o estatus social u económico. Ese canasto era de todos.
Sin importar la familia o posición monetaria estábamos juntos. Compartíamos y jugábamos en el mismo lugar, sin que se denotara que existía una brecha económica en el grupo. Íbamos al mismo cine, a la misma heladería, ubicada en lo que es hoy la parada Rivas.
No existía rivalidad, ni mucho menos nuestros padres nos prohibían tratar al alguien en particular por su lugar de procedencia, color de piel, religión, creencia, ideología o partido político. En fin todos éramos iguales y los problemas de los adultos no eran tema que nos importaran o nos influenciara.
En la actualidad eso es muy diferente, ya que son los padres los primeros quienes promueven las divisiones entre hijos, familiares y amigos. Esa generación que convivía y jugada sanamente con la misma bola de baloncesto y el mismo bate de béisbol, hoy no se soporta, ni se tolera.
La involución que ha sufrido mi pueblo es algo de que preocuparse. Por eso mi tarea como comunicador y ciudadano es descubrir y resaltar los puntos que nos unen y nos lo que nos alejan y separan. Prefiero dedicar media hora en un tema positivo, que en uno negativo que no aporta nada y que todos los demás se referirán a eso.
Hoy se dice el cuento que en Montecristi, para tres personas ponerse de acuerdo, deben morir dos. Y aunque suene desagradable, no deja de ser una realidad que vivimos en carne propia en todos los niveles y extracto sociales en la provincia.
• Los pescadores están divididos
• Los salineros están divididos
• Los políticos están divididos
• Los comunicadores están divididos
• Las juntas de vecinos están divididas
• Algunos grupos del sector empresarial no se comen un pan juntos
• El clúster turístico y la asociación de hoteles y restaurante tiene agendas diferentes, aunque son de la misma área del turismo.
No apoyamos o asistimos a una actividad si es fulano que la organiza. Somos más propensos a mandar todo a la M. Descalificar,
condenar y expresar nuestra inconformidad, lo que se ha convertido en la actualidad, es nuestro
pan de cada día.
Si no empezamos a evaluarnos seriamente nosotros mismos, mañana será tardes y nuestra sociedad y la que heredaran nuestros hijos será peor aún. Convirtiéndose en algo más difícil el tan anhelado desarrollo que pensamos ver llegar, ya que cada quién anda por su cuenta. Plop
