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LA GUERRA CONTRA EL PLD

Escrito por: Santiago Caba Abogado y político Montecristi, R. D.- La filosofía de la guerra analiza las causas de la guerra sin...

Escrito por: Santiago Caba
Abogado y político
Montecristi, R. D.-

La filosofía de la guerra analiza las causas de la guerra sin ser una cuestión psicológica, intuitiva e innata, pues deviene de razones multiculturales que permita determinar las acciones del ser humano. La guerra es un complejo mundo donde encuentras sus causas, sus hechos históricos y sus consecuencias complejas en la cultura humana y universal.
Se ha dicho entonces que la “Política es una guerra” donde no se tira un tiro, pero que produce conquistas ideológicas, económicas o sociales. En consecuencia, si es así, tal y como lo definen, hemos de colegir que debido al avance democrático en la República Dominicana, donde imperan las luchas de las ideas por la conquista del poder político, lo que tenemos actualmente es una guerra que empieza en los sectores económicos y termina en las capas sociales que aspiran a su movilidad desde una posición pública o desde su oferta proselitista.
En este escenario los partidos políticos juegan un papel vital, preponderante, pues desde ellos surgen debates, existen ofertas y constituyen la plataforma electoral para alcanzar el poder de representación del Estado Dominicano. Es obvio pues que el PLD, partido de gobierno, el cual ocupa la dirección del Estado desde el año 2004 y controla todos los poderes públicos, se erige como la estructura política con capacidad de continuar dirigiendo los destinos de la nación dominicana mas allá del 2016, toda vez que los demás partidos del espectro político electoral acusan dificultades para constituir una fuerza opositora capaz de cambiar este panorama.
Partiendo entonces de la teoría de que la política es una guerra, es connatural que ésta se dirija contra el PLD, con cuya acción se pueden abrazar los estrategas de los diferentes corolarios dentro de la táctica de guerra, tales como: “cuando el enemigo es poderoso debes unirte a él”, “combatir desde dentro”, etc….
En la actualidad existe una notoria actividad de guerra contra el PLD, cosa natural para los opositores a este partido, sin embargo lo peligroso es que la trinchera de guerra sea nuestra propia estructura partidaria, que nuestros propios capitanes de tropa sean los que desaten retaliaciones utilizando nuestras propias armas, porque eso conduce a la división de nuestro ejercido y terminaremos derrotados por nosotros mismos.
Recordemos el discurso de Maquiavelo “sobre el Arte de la Guerra”, y su comedia “La mandrágora” para reflexionar sobre los retos que el Partido de la Libración Dominicana tiene por delante y como sortearlo sin caer en las debilidades institucionales en que han caído otras estructuras políticas en la República Dominicana. Según él (Maquiavelo) los responsables de encausar las luchas y sostener el poder “cuando sus habilidades le son insuficientes para solucionar un problema, exclaman siempre que no ha sido su culpa”. Parodiando esta frase podríamos inferir que quienes dirigen nuestro partido no pueden jamás decir, incluyendo al presidente de la República, cuyo liderazgo exhibe con fortaleza ante la sociedad dominicana, que lo que pase con la guerra interna hoy desatada no ha sido su culpa, pues haría como Pilatos al lavarse las manos para pretender que nada tuvo que ver con la muerte del Mesías.
Según la definición dada al concepto de la guerra “es la forma de conflicto socio-político más grave entre dos o más grupos humanos, supone el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos, o el desarme, o para imponer algún tipo de ideología o religión, sometimiento y, en su caso, destrucción del enemigo.
En la especie el Partido de la Liberación Dominicana fue formado por el Profesor Juan Bosh inspirado en la mas noble tarea del ser humano, “servir”. Sin embargo debido al crecimiento sin formación, a la avalancha natural producto de la falta de oferta de gobierno probable por la oposición a este partido, el abandono de los métodos de trabajo, la falta de auto critica, estamos soportando el traslado de la lucha exterior hacia lo interno y, como era de esperarse, nuestra entidad política no se blindó para evitar el escarceo, la influencia mediática que impone criterios desordenados en el debate de las estrategias de guerra que nos corresponde asumir.
Estamos en presencia del acoso sistemático de medios de comunicación cuya única tarea es sugerirnos e imponernos los temas de debates, lo cual constituye la introducción de una gran crisis que culminará con una gran guerra propiciada por nosotros mismos. Hoy compañeros desdicen de los demás, acusan sin pruebas, encaminan acciones solo para denostar, calumnian, desacreditan, perjudican y desprecian los principios más elementales de la unidad, pero también sancionan moralmente y condenan sin juicio. Es que las formas de hacer una guerra dependen de los propósitos de los combatientes.
Pero bajo cualquier circunstancia “nadie detiene un pueblo cuando éste ha decidido ser el arquitecto de su propio destino”. Pa alante, nunca pa trà, porque es necesario seguir trillando el nuevo camino y poner manos a la obra.