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Cuando los Hechos Valen Más que las Palabras.

POR: PROF. DAYGOROD FABIAN SANCHEZ A raíz de todo lo acaecido en estos días, producto de las lluvias, me ha dado pena y pesar observ...

POR: PROF. DAYGOROD FABIAN SANCHEZ

A raíz de todo lo acaecido en estos días, producto de las lluvias, me ha dado pena y pesar observar las críticas que han recibido algunas personas que han puesto sus recursos, los del Estado y su tiempo para ayudar a familias que han perdido casi todo. El pesar es por el motivo de que es fácil criticar y no actuar. Cuando vi las críticas de un legislador de esta Provincia hacia los que si han ayudado, pensé en una historia.
El Sultán (Amo-Gobernante) y el Visir (Ministro).
El Visir, cuando fue condenado a muerte, como era costumbre, se le permitía expresar unas palabras. Éste solo pidió que se le permitiera entregar los bienes que tenía a sus hijos, pagar algunas cuentas y devolver algunos documentos que por confianza personas les entregaban para que estuviesen resguardados con él. El Sultán se aseguró de que no tuviera escapatoria y le permitió un plazo de diez (10) días para que resolviera esos asuntos.
Érase una vez que un Visir servía a su amo fielmente, durante más de 30 años. Este hombre era recto, no mentía y era fiel a sus convicciones cristianas, eso le costó muchos enemigos, que inventaban historias acerca de él, con el Sultán. Lamentablemente el Sultán las creyó por lo que comenzó a desconfiar del Visir; hasta el punto de que lo condenó a muerte y lo degradó de su puesto de Ministro.
En aquellos tiempos cuando una persona era condenada a muerte la amarraban de pies y manos y era arrojada hacia unos perros hambrientos, para que la devoraran. El Visir audazmente no habló mucho, actuó, fue donde los perros con comida y todas las noches hacia lo mismo, hasta el grado que en el día siete (7) ya los perros eran sus amigos y cuando lo veían solo jugaban con él. Cuando finalmente llegó el día de la ejecución, el Visir fue asegurado y lanzado a los perros, pero estos en vez de comérselo solo lo lamieron y jugaron con él.
La sorpresa no se hizo esperar y el Sultán le preguntó que como se libró de la muerte a manos de los animales. El Visir solo dijo: he servido a usted toda la vida, cuando se me permitió la palabra no hablé mejor actué. Cuando se hace el bien muchos te critican pero pocos actúan para colaborar.