Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social Resulta alambico comenzar a dar nombres y colocar cabezas pa...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social
Resulta alambico comenzar a dar nombres y colocar cabezas para saciar la sed,
de encartados, que tiene actualmente el
pueblo dominicano, o al menos parte del mismo. Sectores señeros del espectro
nacional desean que además de los que ya estan tras las rejas, aparezcan más.
Navegando en esa idea, y obviando el hecho de querer barrer con la clase política
dominicana – a lo cual tengo temor, pues esos experimentos en países cercanos
no han salido bien - tengo una lectura
un tanto diferente de todo lo que acontece en referencia al tema del siglo:
Odebrecht.
Considero, en apoyo a los que esgrimen este argumento, faltan muchas más personalidades
por desfilar hacia los tribunales. De igual forma y en apego al cimiento ideológico
de que la justicia está siendo selectiva, resulta notorio como funcionarios del actual gobierno y del que
pasó no han sido llamados al banquillo de los acusados, a pesar de tener lasos
de afinidad con la compañía corrupta confesa, para poder agenciarse obras.
Los lares de Odebrecht fueron instalados - en última instancia - en nuestro
país, por lo que basado en los niveles y
ribetes de información que maneja el gobierno resulta, también, un tanto
extraño que hayamos tenido que recurrir a un pacto – impunidad para poder obtener
información que a fin de cuentas era factible conseguirla aquí, pues desde aquí
se repartía el dinero.
¡En fin cuantos son!
Cada dominicano tiene su propia lista, su propio juez y su propia sentencia
para los implicados. Más allá de eso, de mantenerse el listado actual y de ser cierto
que existen más implicados, el gobierno se estaría arriesgando de forma
innecesaria a una animadversión de parte de la población.
Esta antipatía ya existe y lo muestran las exitosas marchas verdes, pero si
el gobierno no responde como se espera de conformidad con las expectativas en materia
judicial, las cosas podrían tomar otro rumbo, en desfavor del periódico gubernamental
actual.
La justicia no puede estar fundamentada en suposiciones, pero si en pruebas
y lógica. Resulta ilógico pensar que solo son 14 los implicados en este caso,
conociendo nosotros que la vocación de servicio ha sido tirada al olvido, y lo
que prevalece en muchos funcionarios es el método clientelar y del dinero.