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¡Saludos al Rango no a la Persona!

Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social  Al seguir la estela dejada por los principales exponentes de...

Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social 

Al seguir la estela dejada por los principales exponentes de la partidocracia tradicional, al igual que actores y funcionarios del gobierno y la oposición, llegamos a la conclusión de que muy pocos son reconocidos por méritos intelectuales y personales.

En la mayoría de casos reciben los saludos y las lisonjas que trae anexa la posición que ocupan, sea en el tren gubernamental o en algunas de las Cámaras Legislativas de nuestro marco institucional, debido a la autoridad que otorga el puesto que ocupan y no fruto de las cualidades que adornan a ese/a político/a. Estas cualidades se presume deben conducir a ese alguarismo político a recibir la legitimidad social, pero ¿Es así en todos los casos?     

A través del tiempo este tema ha sido estudiado desde diversos ángulos de visión e indisociablemente – este fenómeno – crea la ilusión mental (en quienes ocupan los puestos) de que son líderes y no fruto de una posición y nivel de jerarquía. Las constantes canonjías que otorgan, en muchos casos míseras e inopias, son recibidas por entes sin ningún tipo de personalidad que les faculte a decirles la verdad y espetar las inescrupulosas cualidades que arropan esos supuestos líderes.

Muy pocos pueden extenderse en el trayecto del tiempo estando en el tren gubernamental y proyectarse como sujetos capaces de persuadir a los demás, mediante su discurso o su accionar social y político. Cuando no existen estas cualidades el amplio porcentaje decide usar la fuerza del dinero para poder estructurar campañas, candidaturas y llegar a posiciones electivas.

…¿Qué pasa al dejar el Rango, la Legislatura o la Posición?

Recientemente en el mundo de la Psicología se añadió un nuevo criterio para las expresiones de inquietud, depresiones leves, crisis nerviosas y búsqueda constante de acompañantes que alimenten la exoneración de pensamientos de carácter malévolo y cóncavo: SSI (Síndrome de la Soledad Inquieta).

Producto de que este manifiesto es de reciente estudio, algunos escritores sociológicos y políticos, se han adelantado haciendo acotaciones de los ensayistas David H. Barlow,  (2007) y Simon, M. A. (2005), para explicar los post-azares, a título personal, que han llevado a prominentes políticos al descalabro a lo interno y externo de sus parcelas partidarias.

Estas elucidaciones reciben un nombre: SSP (Síndrome de la Sociedad del Poder). Al momento  que desaparecen las exaltaciones, las alabanzas y los saludos públicos, en franco culto a la personalidad  - generalmente esto acompañado de la salida de una posición de prominencia – las personas entran en este principio síquico.


Aún peor es cuando ocupando la posición el timonero no recibe estas adulaciones, pues cuando deja la misma el factor saña-síquico se torna mucho más grave. ¡De ahí el amplio afán por no dejar las posiciones (y menos las Senadurías y Diputaciones) y decirle no a la alternancia!