Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez Un hecho que no resiste análisis – a pesar ...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez
Un
hecho que no resiste análisis – a pesar de que intentamos filosofar al respecto
– es la incapacidad de los partidos opositores de converger en una misma
bancada que tenga como finalidad sacar al PLD del poder, y así terminar con los
años en forma consecutiva que ésta agencia partidaria tiene en el palacio, manejando
los destinos de la nación. Pareciera que no fuese posible restañar (las heridas
inexistentes) las imprecaciones que
nunca se han dicho y de esa manera concurrir hacia un certamen electoral en un
mismo camino.
Un
claro ejemplo de unificación (aunque con casos que merecen observación) es la
Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en Venezuela. En esa agrupación opositora articulan
sus ideas, contrarias a la denominada Revolución Bolivariana, partidos de todos
los litorales. A pesar de las dificultades y desesperaciones que exhibe esa
alianza antagonista en las elecciones para la elección de los representantes de
la Asamblea Nacional, logró aplastar al bien mencionado Chavismo ¿Sin Chávez?
Las
diferencias son evidentes y más cuando se siguen agendas programáticas e ideológicas
que distan de un partido a otro. El asunto estriba en verificar los puntos en común
de cada agenda y con esos puntos edificar una nueva donde confluyan las mejores
ideas de cada exponente partidario. Al parecer este suceso o evento es en
extremo difícil, ya que no hemos logrado verlo -ni similares- en los procesos
electorales que se han celebrado en nuestro país.
A
mi entender las ideas de bonhomía que los viejos y recalcitrantes exponentes políticos,
casi decimonónicos, tienen en sus cabezas con respecto de la auscultación
ciudadana, no los deja pensar con claridad y analizar que el gobierno moral y económicamente
está cercado. Pero ese perímetro (moral y económico) debe ser aprovechado desde
el ángulo electoral por una figura (no por varias) que logre concitar el apoyo
de la gente.
El
elemento esencial, no es ni siquiera el carisma –cualidad preferente para un político-
es el convencimiento para la población de que se hará un trabajo distinto y en
procura de mejorar, verdaderamente, la calidad de vida de la gente. ¡Es cierto!
el gobierno tiene sus luces, que son muchas, pero por el bien y la estabilidad
del régimen democrático no es correcto que un solo partido ostente el control casi
absoluto del todo en la ¿democracia?
Ahí
es que se encuentra nuestra barahúnda opositora. En el no aprovechamiento del
hartazgo y desgaste que provocan los años consecutivos en el poder.