Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez La inexistente o mustia defensa de nuestra ...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez
La inexistente o mustia defensa de nuestra dignidad (a título de soberanía)
es aprovechada y se refleja en el poco respeto que los ¿dominicanos de ascendencia
haitiana? Manifiestan en sus
proclamaciones, sólo que esta vez acudieron por ante o frente al Parque de la Independencia.
Más que una actividad en reclamo de sus derechos - ¿? – esto obviamente en
materia interrogativa, es una ofensa al significado histórico, patriótico y
moral que representa el citado monumento.
No es ocioso señalar que este hospedaje Patriótico fue el escenario de uno
de los primeros actos de Independencia, además de ser uno de los primeros
lugares donde se izó la Bandera Nacional (Puerta del Conde). Si partimos de ese
espectro de ideas consideraríamos como una injuria el hecho de tomar ese escenario
para hacer requerimientos – orquestados, ahora con menor fuerza, producto del
cambio geopolítico, por agentes que tienen como único fin destruir la Rep. Dom.
Tal y como fue concebida en las ideas de Duarte – totalmente alejados de
nuestras leyes migratorias.
Se podría considerar, sin ningún temor a equívocos, que nuestra soberanía es
vista como algo insignificante y por tal motivo organismos (que siempre dicen
estar preocupados por Haití) internacionales e internos pretenden, con un alto
grado de tino, birlar lo que tenemos y conocemos como soberanía. En ese sentido
me gustaría reproducir un parte de un escrito, de mi autoría, donde abordé este
mismo tema hace apenas unos meses atrás:
Cuota del PLD en el Problema
Haitiano
El ancestral problema entre dos pueblos vecinos, como son Haití y República
Dominicana, ha tomado connotaciones de gravedad latente a raíz de que el
incontrolable éxodo de ese país hacia la nación dominicana resulta violatorio a
las leyes migratorias y laborales.
Aun peor, es atentatorio contra la Soberanía del último: mi país. En tal
sentido recordemos que este problema es viejo, pero tomó mayores auges luego de
la emisión de la sentencia del Tribunal Constitucional No. 168-13, la cual fue
vista tanto desde el ángulo de los organismos internacionales, contrarios a los
intereses dominicanos, como por colaboradores internos auspiciados por EEUU y
otras agencias foráneas, como un acto de racismo y lesa humanidad.
Ante esto, y bajo los enfoques liberales del partido oficial, se ha
permitido barrer el piso con nuestra dignidad en términos diplomáticos y de autoridad.
Para nadie es un secreto que contamos en la actualidad con más de un millón de
haitianos, todos sin nada que los identifique y fundamente para permanecer en
nuestra nación y gozar de los beneficios que ostentan los Nacionales
Dominicanos.
Nos han acusado de ser propulsores de apátrida y en esa dirección es
correcto hacernos dos preguntas: a) ¿Tenían Nacionalidad Dominicana los
migrantes haitianos antes de la emisión de la referida Sentencia Constitucional?
b) ¿Qué ha hecho el partido oficial para defender nuestro derecho a emitir y
hacer cumplir leyes migratorias y desmontar la falacia de que somos racistas?
Considero firmemente que el partido oficial no ha hecho nada para la
situación que señala el escritor e historiador Manuel Núñez Asencio, que cito a
continuación:
“Toda esta mudanza del pueblo
haitiano a nuestro territorio no hubiera podido concretarse sin la existencia
de una red de ONGS, cuya tarea ha
sido acorralar, desacreditar, humillar,
hacer pasar por las horcas caudinas al Estado dominicano; criminalizar la
defensa de nuestros derechos y mantenernos en una circunstancia de reo
internacional, que pueda permitir el derrumbe total de la soberanía dominicana
bajo el estereotipo de que se trata del combate a un Estado que practica el
apartheid. Es decir, convirtiendo la catástrofe de otro país, en un problema
interno de la República Dominicana”