Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez Desde el inicio, o explosión, del fenómen...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez
Desde
el inicio, o explosión, del fenómeno Félix Bautista el ojo auscultor ciudadano emitió
una sentencia a título de mácula que acompañará toda la vida al legislador peledeista.
Dicho dictamen se fundamenta en el incremento desmedido de la fortuna del congresista,
quien aunque no ha dicho la cantidad exacta de sus riquezas, ésta se estima –
según el Departamento del Tesoro de los EEUU, a través de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros
– en 84, 600 millones de pesos.
En
el año 2012, cuando comenzaron los cuestionamientos, a raíz de sus operaciones
en Haití se le interpeló para tener conocimiento del origen, procedencia y límite
de sus riquezas, éste se limitó a contestar lo siguiente: No lo sé, porque… eeeh… hay proyectos que están en ejecución, uno hace
proyección de beneficios que no se sabe. Hay proyectos que te los dan y al
final no se concluyen, hay proyectos que tú concluyes y tienes pérdidas. Tú lo
haces a final de año cuando ya tienes cosas muy concretas, muy específicas.
Para
un hombre que en el año 1996 tenía, según su propia declaración, propiedades y
dinero (patrimonio) por un monto de 547 mil pesos dominicanos, resulta un tanto
extraño que haya manejado entre los años 2004 y 2012 más de 30 mil millones de
pesos, más aun cuando solo fue director de una entidad estatal y Senador de la
Republica (supongo buscando impunidad).
En
cierto momento se le cuestionó, expresándole lo siguiente: Lo que sí es cierto
es que en el año 1996 usted declaró un patrimonio de 547 mil pesos. Luego en el
año 2010 declaró un patrimonio, entre
muebles y pasivos y activos, de 16 millones de pesos. Llama la atención que
entre el 2010 y 2012 es que usted ha hecho el grueso de su fortuna, en dos años
(en ese momento se aproximada a los 40 mil millones de pesos).
Al
respecto Félix Bautista contestó:
Lo que pasa es
que como tú puedes ver, está eso… pero también están las acciones de Rofi, que
es (sic) parte del patrimonio.
Realidades
Una
de las compañías, propiedad o vinculada, del Senador Bautista – Inmobiliaria Rofi
– se formó en el año 2002, según consta en el registro de la Dirección General
de Impuestos Internos. Lamentablemente no tuvo movimientos de relevancia
financiera, es a partir del año 2005 (un año después de la llegada de Leonel Fernández
al poder) que se inician movimientos de gran significancia monetaria. ¿Concomitancia?
La coincidencia es perfecta ya que entre los año 2004 y 2012 dicha entidad
manejó RD$1,827 millones (mil ochocientos
veintisiete millones de pesos).
Precisamente
a partir del año 2005 los movimientos de Bautista en sus cuentas del Banco de Reservas
fueron los siguientes: 58.7 millones, 151.3 millones, 176.2 millones, 65.2
millones, 48.3 millones y 124.1 millones (en el 2010).
Pero
en ese mismo año (2010) creó una cuenta bancaria, en dicha entidad financiera,
en dólares, en la cual se registraron depósitos por un monto de US$42.3
millones. ¿También casualidad?
En
el caso de la Constructora Rofi, la cual operó con un alto grado de similitud
que la inmobiliaria, ésta se creó en el año 2004, maniobrando Félix Bautista
como principal accionista. En esta a partir del año 2007 se registraron movimientos
por más de 300 millones de pesos.
A
mi entender la compañía más significativa, donde tiene sus tentáculos el asambleísta,
es Consorcio Hemisferio Imperial, C. por A. Dicha
entidad fue concebida en enero del 2007. Figura como principal accionista Bienvenido
Apolinar Bretón Medina, quien es franco colaborador y amigo del senador
Bautista.
En
solo dos años, 2008 y 2009 (finalizando) ésta entidad manejo 12 mil millones de
pesos, en dos partidas de las cuales una fue rechazada por incumplimiento
fiscal. Una por un monto de 6 mil 100 millones de pesos y otra por 6 mil 600
millones de pesos, aproximadamente. Eso obviamente genera desconfianza, a tal
grado que aplaudimos las medidas extranjeras, pues desconfiamos en las
nuestras.