Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez Ahora que parte del encono se silencia ...
Ahora
que parte del encono se silencia para dar paso a la esperanza de que la
sociedad, conjuntamente con la familia Peguero, obtenga una condena que además de
satisfacer las ansias de justicias del pueblo, también sea conforme con lo
horrendo del crimen cometido en contra de una adolescente (Emely) y su criatura,
quiero aprovechar la ocasión para analizar un elemento que de forma extraña ha
sido dejado fuera, el cual puede ser clave para que finalmente comprobemos, a
pesar de estar comprobado, la complicidad de Marlin en el quebrantamiento efectuado.
Nunca,
según mi corta edad, había visto un caso en el cual el pueblo dominicano le
haya dado tanto seguimiento. De forma tal que se formaron dos tribunales:
primero el mediático - pueblano y segundo el jurídico - legal.
Fruto
de las sentencias ciudadanas que emitimos en las esquinas y en los lugares
donde concurrimos se le colocó un blasón (cómplice) a la señora Marlin y su
hijo (asesino), en virtud de los conciliábulos que se formaron con la intención
de garantizar impunidad en un crimen de magnitudes sangrientas nunca antes
vistas.
Según
expresó Marlin, al momento del crimen atroz, ésta se encontraba en la ciudad Capital y
desconocía de lo llevado a cabo en uno de sus apartamentos. Fue luego de consumado
el crimen que ella se adhiere a la intención de ocultar el cadáver y buscar
formas de proteger de la acción de la justicia a su hijo, Marlon Martínez.
El
hecho descrito en el párrafo anterior nunca fue cuestionado por el órgano investigador.
Fue visto como bueno y válido, como palabra de rey, existiendo mecanismos de
tipo tecnológico que pueden dar con la
verdad o la falacia. Pero más importante
aún es el hecho de que cuando una persona, una mujer o joven en este caso,
desparece, se debe detener al principal sospechoso, el cual es la pareja o
novio de la desaparecida, ésto nunca se hizo, hasta pasado algunos días; dando
tiempo a que los criminales hicieran los que se les vino en gana.
Un
elemento esencial que se usa en éstos casos es el rastreo de las llamadas, verificación
de los lugares o las personas que llamó el sospechoso/a de crimen o
complicidad. Notamos de forma extraña
que cuando se inicia el vendaval de opinión publica en torno a la desaparición,
el fiscal de la jurisdicción (Felipe Restiyuyo) actuó de forma tardía e
inclusive se le acusó de formar alianza con Marlin para retrasar la acción
judicial frente a lo horripilante del crimen.
Para
hacer esto se supone que Marlin debe tener conexiones de tipo político muy poderosas,
y efectivamente así las tiene. Por tanto el Ministerio Publico debió mostrarle
a los jueces y a la población en sentido general a quienes Marlin llamó antes,
durante y después de consumado el crimen. Me da curiosidad saber si ella llamó a
su jefe político Miguel Vargas para que intercediera.