Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez En la última entrega del balance político d...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez
En
la última entrega del balance político de la Provincia de Montecristi (la parte
II) se colocó en evidencia a algunos actores fundamentales del debate (¿?)
político, los cuales forman parte del espectro insulso que sirve de plataforma
para las tertulias radiales y televisivas que se suscitan diariamente en los
medios de comunicación (tradicionales) y las redes sociales.
Falta
la mención de muchos más y de las circunstancias que militan en la profundidad
del silencio para favorecer o desfavorecer sus pretensiones de continuar,
llegar o permanecer como elementos de tipo sustancial a lo interno y externo de
las agrupaciones políticas. Sin embargo existe una noción, que salvo
reconocidas excepciones, fue dejada de lado durante todo el trayecto del año
2018. Me refiero al debate de las ideas.
La
rítmica de la traducción de las urgencias ciudadanas en los discursos de los
exponentes políticos fue prácticamente nula, en Montecristi, ya que todo se
deslindó en base a la intervención de grupos y líderes (cabeza de grupos)
enfrascados en un debate que no llevaba a ningún lugar. He de reconocer que por
ejemplo el Ingeniero Miguel Alejandro Bejarán es un gran expositor, por lo que
discutir – con él - sobre distintos tópicos resulta agradable desde el punto de
vista político – conversacional. En el caso del Senador Vieluf, con ciertas
limitaciones teóricas, pero con fundamentaciones pragmáticas (económicas) se
enfoca más en armar su proyecto en base al dinero.
Cito
estos primeros dos (2) guarismos para colocar en contexto una idea fundamental.
Para debatir se necesita tener la estructuración ideológica suficiente y la
intención de exhibirla, ante la inexistencia de formaciones intelectuales y
filosóficas es imposible debatir ideas; por tal motivo es más fácil recurrir a
argumentaciones de tipo personal (ofensas) que presentar las plataformas
argumentales que sustenten nuestras tesis.
Fue
más notoria la plastecía en torno a un político que la presentación de sus
propuestas. Anteriormente señalé “salvo reconocidas excepciones” dentro de esas
excepciones se encuentra el ingeniero Bejaran. De hecho debo reconocer que la
mención del mismo crea la interpretación de colindancias e inclinación de la
balanza hacia su litoral, pero lo cierto es que hasta ahora es (dentro del PLD)
quien más se acerca a la noción de política decente. ¿O no es así?
En
el espectro opositor puedo citar al Dr. Santiago Caba el cual da claras
evidencias de tener una formación ideológica que lo catapulta hacia el listado
(angosto) de los que pueden contender en el marco del respeto y las filosofías
durante horas sin repetir ni una palabra y fundamentadas sus argumentaciones en
sólidas bases de teoría política.
De
hecho, a mi entender, no es ocioso decir que salvo estos dos líderes políticos
(Caba y Bejaran) son pocos los que pueden presentarse en los escenarios para
articular ideas en base a las necesidades colectivas y los temas del debate
esencial.