Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social En el afán de sostener la presencia como actores esenciales ...
Por
Daygorod Fabián Sánchez
El
Autor es Educador y Comunicador Social
En
el afán de sostener la presencia como actores esenciales de la política, muchos
exponentes de América acomodaban las reglas de juego a sus intereses particulares.
Por eso no nos extrañó que los procesos de reformas constitucionales o
interpretaciones de las Cartas Sustantivas de diferentes países, tuviesen como
eje esencial habilitar o perpetuar al amo de turno del presupuesto de naciones
diversas.
La
manivela constructora de riquezas indecentes y el falso ideal de que con el
simple hecho de llegar a una posición de Estado se podía acumular, de forma
inescrupulosa, dinero, fue el motor primordial para escándalos, que en los últimos
años han llevado a figuras altamente reconocidas a ocupar su lugar en el
banquillo de los acusados.
Es
aquí donde entra el ahora fantasma persecutor de Odebrecht. Los tecnicismos y estratagemas
usados para burlar las investigaciones judiciales, fueron las motivaciones que
llevaban a nuestros políticos a actuar con niveles de tranquilidad frente a
actos dolosos de calado mayor.
Frente
a esa situación se configuró un nivel de respuesta que llamó la atención del
vecino del norte (EEUU). Lo que se armó fue un tinglado de impunidad, amparado
en la colocación de exponentes partidarios en cortes judiciales, para de esa
forma garantizar el freno de la velocidad con que se enjuiciaban y encerraban
actores importantes del ámbito político, por razones de corrupción. Claro me
refiero a otros países, aquí aún no tenemos ese privilegio.
El
drama que ocupa le mente de los presidentes se encuentra cimentado en el día después.
Ya hay precedentes en los que ni siquiera con el propio partido se puede
asegurar tranquilidad post-gobierno. Observemos el ejemplo Correa – Lenín.
Ese
día después de impunidad o tranquilidad ya no depende solo de las fichas que se
jueguen en el ámbito local. Hemos visto como ante la inacción local (en diferentes
países, además de Rep. Dom.) Los Estados Unidos de América han aplicado la Ley Global Magnitsky, enviando una señal clara
a las autoridades de que allá están listos para actuar con las herramientas que
tengan a mano.
El caso de
República Dominicana
Por
desgracia o gracia aquí se encontraba la Oficina de Operaciones Estructuradas –
De Odebrecht - , propiedad de la compañía que ejecutó decenas de obras
millonarias, la misma que alegó o espetó que promovía un sistema de sobornos
para agenciarse la construcción de obras, en menoscabo de la competencia decente
y real.
Por
estos motivos existe un afán implícito, que curiosamente se percibe aunque no
se ve, de buscar una solución, un bajadero o un sosiego personal o grupal que dé
garantías a los exponentes actuales, acusados y los sospechosos, de que sus
vidas continuaran navegando en el mar de la libertad terminado el proceso electoral
del año 2020.