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Estados Unidos y China más Allá de la Guerra Fría 2.0

Por Luis M. Guzmán En una entrevista que el profesor Glenn Diesen, politólogo noruego especializado en relaciones internacionales, geopolíti...


Por Luis M. Guzmán

En una entrevista que el profesor Glenn Diesen, politólogo noruego especializado en relaciones internacionales, geopolítica y la política exterior, realizara al embajador Chas W. Freeman Jr., quién ofreció una de las reflexiones más agudas sobre la actual confrontación entre Estados Unidos y China. Freeman, fue asesor de Henry Kissinger y embajador en Arabia Saudita, ha vivido en primera persona las transformaciones del orden mundial. Su testimonio es clave para entender cómo la cooperación con China degeneró en una rivalidad estratégica de gran escala.  

Freeman recordó que la apertura hacia China en los años setenta buscaba dividir a la URSS y a China, estableciendo con esta última una relación funcional. A través de acuerdos como la política de “una sola China”, se instauró una paz duradera que, según él, hoy está en riesgo. La rivalidad actual se ha desplazado del terreno económico al ideológico y podría derivar en un conflicto militar si no se gestiona adecuadamente.

El embajador criticó el desconocimiento que prevalece en EE.UU. sobre China. En décadas pasadas, cientos de corresponsales informaban desde el extranjero, pero hoy la cobertura internacional ha colapsado. Esta ignorancia, junto a una narrativa simplificada, ha favorecido la demonización de China en el discurso político estadounidense, reduciendo las posibilidades de un entendimiento estratégico.

Freeman distingue entre rivalidad sana y antagonismo adversarial. La primera impulsa el progreso interno, mientras que el segundo busca sabotear al oponente. Para él, la política estadounidense hacia China ha caído en este antagonismo, alimentado por una ansiedad existencial de perder la primacía global que ha definido a EE.UU. desde el siglo XIX.

China, por el contrario, ha seguido una senda pragmática. Su ascenso tecnológico en sectores como energía solar, IA y vehículos eléctricos responde a una política industrial enfocada en resultados. Freeman destaca que muchas de estas innovaciones surgen de empresas privadas sin subsidios estatales, lo cual contradice la narrativa de un modelo completamente centralizado.

Según Freeman, mientras EE.UU. busca imponer su sistema político como condición para el comercio, China evita este enfoque y ofrece cooperación sin ideología. Esta actitud no intervencionista ha generado simpatía en África, América Latina y Asia, donde muchos gobiernos valoran el respeto por su soberanía y el apoyo a su infraestructura sin condicionamientos políticos.

Una parte clave de la entrevista fue la descripción del mundo multinodal, concepto que Freeman opone a la antigua visión bipolar. Países como Japón, India, Turquía o Arabia Saudita ya no giran exclusivamente en torno a una gran potencia. En cambio, diversifican sus relaciones y reclaman mayor autonomía. Este nuevo orden desafía la lógica tradicional de bloques rígidos.

En este contexto, Japón ha adoptado una postura proactiva. Freeman menciona cómo lideró la versión actual del TPP tras la retirada estadounidense y cómo sus relaciones militares con Vietnam y Filipinas responden a una estrategia para balancear a China. Sin embargo, Japón también busca mantener canales abiertos con Pekín, reconociendo su papel en la región.

Freeman es crítico con la política estadounidense hacia Taiwán. A su juicio, EE.UU. sabotea una solución negociada al reconocer “una sola China” y, al mismo tiempo, incrementar su apoyo militar a Taipei. Esta ambivalencia impide resolver la guerra civil china y arriesga convertir a Taiwán en un campo de batalla proxy sin beneficios claros para Washington.

El exembajador advierte que, más allá del ámbito militar, EE.UU. ya ha perdido la delantera comercial y tecnológica. Según el Instituto Australiano de Política Estratégica, China lidera en 57 de 64 áreas clave. En lugar de redoblar su proteccionismo, Freeman aboga por una apertura económica interna acompañada de políticas antimonopolio que revitalicen su base productiva.

A lo largo de la entrevista, Freeman insiste en que el enfoque de Estados Unidos es autodestructivo. Rechazar alianzas multilaterales, abandonar organismos internacionales y amenazar a sus aliados debilita su posición global. Mientras tanto, China participa activamente en esos foros, ganando espacio sin recurrir a la imposición militar ni ideológica.

Freeman propone una renovación de la política exterior estadounidense basada en el respeto mutuo, la reforma interna y la cooperación. El mensaje de la entrevista conducida por el profesor Glenn Diesen es claro; si EE.UU. quiere competir, debe dejar de construir muros y comenzar a construir molinos de viento, aprovechando el cambio en lugar de temerlo.

Link de la entrevista completa en YouTube: https://youtu.be/urGPskVS5aE?si=uuFpmX0H_T6aMsLh