POR: Toni Ramos El nombre es sugestivo, Comayagüa.Una cárcel en Honduras año 2012. Centro de reclusión para unas quinientas person...
POR: Toni Ramos
El nombre es sugestivo, Comayagüa.Una cárcel en
Honduras año 2012. Centro de reclusión para unas quinientas personas en el que
se apretujaban ochocientas. Cifras conservadoras hablan de trescientos
muertos entre la calcinación y la
asfixia. Es el sistema
penitenciario en nuestra América
Latina. Los hijos de nadie se hacen
humo maloliente. Se esfuman en segundos. No interesan. Un cálculo
básico nunca está demás. Cárcel habitable para 500 hay 800; hay 300
personas que no tienen espacio. Sería un 60% más de lo “establecido”.
Faltaría
por ver si para las 500 el espacio ciertamente era habitable. Punto.
Me traslado en tiempo y espacio. 2012,
Montecristi, República Dominicana, cárcel San Fernando. Habitable para 70 personas. Hasta pocos meses atrás 432 personas entre
hombres y mujeres que purgan penas. A
algunos ni se le ha vuelto a juzgar… y podrían purgar lo que no deben. Nadie le
repondrá la libertad robada.
Volvamos al cálculo simple. Si 70 ha de ser la población máxima para
estas Personas Privadas de Libertad y esto es el 100%. Multipliquemos por cada
70 “demás”. 70 x 1; x 2; x3… x 6.1.= 70;
140; 210… 420… personas. Tenemos una
población de internos que sobrepasa con 362.
Más de un 500% de lo que
originalmente debió haber sido. Bájele 100, bájele 200… y aún. Son simples
números los que escribo, pero allí no es cosa simple, son seres humanos. Traslade, la experiencia de Comayagüa,
Honduras a San Fernando, Montecristi, República Dominicana.
En buen dominicano se diría que “no seas boca
de chivo”, pero esto puede ser “crónica de una muerte anunciada”. Muchos han intervenido para que se resuelva
esta situación. Otros han colaborado desde lo mínimo que pueden. Hay quienes
presentaron un proyecto simple y económico de ampliación, menos de un millón de
pesos. Pareciera que esas vidas no
alcanzan para esa cifra. Y como no hay apellido rimbombante.Distintos
Directores de Prisiones se les ha solicitado y la cabeza se mueve arriba y
abajo, en aprobación. Y nada.
Dejo estas letras como testimonio. NO puede
haber luego excusas. Todos podemos ser reo de culpa ante la desgracia que
representa la superpoblación en la cárcel de un Macondo cualquiera llamado San
Fernando de Montecristi. Nadie se exima. Como buen dominicano también digo:
“quiera Dios y no pase nada”. Pero Comayagüa es más que un ejemplo.
Toni Ramos V.msscc