Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social Los Atenienses tenían un gran respeto a su palabra - disti...
El Autor es Educador y Comunicador Social
Los
Atenienses tenían un gran respeto a su palabra - distinto a los gobernantes
Dominicanos - lo que les permitía tener un elevado instinto para saber cuándo alguien
sólo quería saquear el bien común. Sin mucha presurosa lograban percibir los
peligros que asechaban la sociedad, esto les era posible a través del análisis de
las conductas sociales de los actores, principalmente los políticos.
Estas
acciones asociales se hacían visibles por medio de los que se creían “más
papitas que el Papa” “Autoritarios al punto de imponer su ambición personal por
encima del bien común” y “los ostentosos aires de superioridad”. Estos comportamientos
(Muy vigentes en la sociedad actual y en la clase política) provocaban que los
vigilantes del orden en Atenas procuraran mantener el espíritu democrático y de
igualdad. Para tal fin en ningún momento maleaban ni reeducaban a tales individuos.
Tampoco
trataban de asentir ni castigar violentamente a tales individuos desviados de
las normas que mantenían el orden colectivo. El móvil de este criterio estaba
basado en que si se complacía este tropel, que afectaba los ciudadanos de Atenas,
provocaría en el subconsciente de los mismos la idea de sentirse inferiores y
envidiar la forma repentina de adquisición de riquezas de los devastadores del tesoro
público…
…Castigo y Paralelismo Dominicano
Dice
un dicho que los males se cortan de raíz. La reticencia no era la norma en esta
avanzada sociedad por lo que la crispación generalizada tenía una sola cura: El
Ostracismo. Para ello usaban un trozo de cerámica llamado “Ostraka”. Se realizaba
una especie de referéndum aprobatorio y si el nombre de alguien aparecía Seis
Mil (6,000) veces o más éste era desterrado de la ciudad por considerarse un
peligro tanto para el orden social como para el precepto económico.
Figuras
cómo Hipérbolo (Bufón), Alcibíades y Nicias fueron desterrados, para librar a
la ciudad de su toxica presencia,
mediante este método. La protuberancia económica de políticos Dominicanos,
sin justificación, los hace merecedores de este método que en el caso hipotético
de aplicación conocemos de algunos nombres que tendrían que irse a vivir a otro
sitio, que no regule su accionar y así librándonos de su emponzoña representación.