Por Daygorod Fabian Sánchez El Autor es Educador y Comunicador Social El ancestral problema entre dos pueblos vecinos, como son H...
Por Daygorod Fabian Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social
El ancestral problema entre dos pueblos vecinos, como son Haití y República
Dominicana, ha tomado connotaciones de gravedad latente a raíz de que el
incontrolable éxodo de ese país hacia la nación dominicana resulta violatorio a
las leyes migratorias y laborales.
Aun peor, es atentatorio contra la Soberanía del último: mi país. En tal
sentido recordemos que este problema es viejo, pero tomó mayores auges luego de
la emisión de la sentencia del Tribunal Constitucional No. 168-13, la cual fue
vista tanto desde el ángulo de los organismos internacionales, contrarios a los
intereses dominicanos, como por colaboradores internos auspiciados por EEUU y
otras agencias foráneas, como un acto de racismo y lesa humanidad.
Ante esto, y bajo los enfoques liberales del partido oficial, se ha
permitido barrer el piso con nuestra dignidad en términos diplomáticos y de autoridad.
Para nadie es un secreto que contamos en la actualidad con más de un millón de
haitianos, todos sin nada que los identifique y fundamente para permanecer en
nuestra nación y gozar de los beneficios que ostentan los Nacionales Dominicanos.
Nos han acusado de ser propulsores de apátrida y en esa dirección es
correcto hacernos dos preguntas: a) ¿Tenían Nacionalidad Dominicana los
migrantes haitianos antes de la emisión de la referida Sentencia Constitucional?
b) ¿Qué ha hecho el partido oficial para defender nuestro derecho a emitir y hacer
cumplir leyes migratorias y desmontar la falacia de que somos racistas?
Considero firmemente que el partido oficial no ha hecho nada para la
situación que señala el escritor e historiador Manuel Núñez Asencio, que cito a
continuación:
“Toda esta mudanza del pueblo
haitiano a nuestro territorio no hubiera podido concretarse sin la existencia
de una red de ONGS, cuya tarea ha
sido acorralar, desacreditar, humillar,
hacer pasar por las horcas caudinas al Estado dominicano; criminalizar la
defensa de nuestros derechos y mantenernos en una circunstancia de reo
internacional, que pueda permitir el derrumbe total de la soberanía dominicana
bajo el estereotipo de que se trata del combate a un Estado que practica el
apartheid. Es decir, convirtiendo la catástrofe de otro país, en un problema
interno de la República Dominicana”
...Otros Elementos
Los niveles de crispación de la ciudadanía – que ha estado atenta al problema
haitiano – se han elevado a niveles exorbitantes, producto del franco interés
del gobierno en ocultar este problema que puede ocasionar una explosión patriótica
en cualquier momento.
Además de la nimiedad con lo que ha sido sindicada, la problemática haitiana,
por parte del partido oficial nos encontramos ante algo peor, lo cual expresa
de forma detallada el escritor e historiador que cité líneas más arriba:
“UN POLO INTERNACIONAL: en el que participa la elite política haitiana, su
menguado sector empresarial, muchos hombres de negocios conectados con el
narcotráfico y el crimen organizado; y sus aliados del CARICOM, a los que se
les ha convencido, previamente, de que
están luchando contra la Sudáfrica anterior a Mandela. Gonzalves y otros
dirigentes de los Estados del Caribe, manipulados por los políticos haitianos y
las ONG, piensan sinceramente que la
desintegración de la República Dominicana supondría un acontecimiento de las
dimensiones del fin del apartheid y del racismo en Sudáfrica”
“Por lo que la han convertido en una
reivindicación de su política exterior. Haití ha convertido su debilidad, su
condición de víctima en una plataforma diplomática, que nos ha hecho figurar
como culpables de su desgracia. De este modo, se han incorporado a las fuerzas
que ansían nuestra desaparición como
Estado independiente de la circunstancia haitiana; el gobernador del
CIRCH, Bill Clinton y varios de los poderes supra estatales representados por
la ONU, la OEA y los países que tradicionalmente han sido donantes de
Haití—Francia, Reino Unido, Holanda,
Canadá, EE UU– que tras varias
décadas de subvencionar mediante ONG que
de algún modo han suplantado al Estado haitiano, han centrado todos sus
esfuerzos en auxiliar a los desplazados a nuestro país: construirles casas,
preparar la implantación, abolir las legislaciones dominicanas y preparar las
condiciones para una intervención internacional, en el territorio dominicano,
que desplace definitivamente el obstáculo a esta colonización”