Por Daygorod Fabián Sánchez El Autor es educador y comunicador social de Villa Vásquez En estos últimos segmentos del interregno e...
Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es educador y comunicador social de Villa Vásquez
En
estos últimos segmentos del interregno electoral decir la verdad, que padece el
pueblo simple y llano, te sindica como enemigo del gobierno. Los amigos del
oficialismo, en este nuevo orden de falsedades, son los que lisonjean y ante su
falta de personalidad, constituyen la pleitesía como su único método para poder
obtener movilidad social.
Como
si no fuese conocido el accionar tendente a manipular la opinión de la gente,
pretenden que todos los que presumimos, y no, de pensar tan solo un poco,
adoptemos la postura de buena y válida cualquier aseveración que éstos amigos
del gobierno refieren en torno a cualquier ejecutoria.
Estos
dos primeros párrafos son extraídos de un pequeño escrito que hice en mi cuenta
de Facebook, a raíz de las ofensas que los “amigos del gobierno” infieren sobre
los que discrepan o dudan cuando se ejecuta una obra, que ha sido prometida en
ocasiones varias o no ha sido concluida a pesar del tiempo dilatado.
Cuando
se asume la pleitesía como método único para la obtención de reconocimiento y favores
irritantes, a lo interno del marco económico gubernamental, la fatalidad en
materia ideología se coloca al frente de los pensamientos. Se inicia una fase
de descrecimiento entre lo correcto y lo que le conviene al bolsillo del
lisonjero.
Se
afilan los cuchillos que resultan ecuménicos, para los ataques contra todo/a
aquel/la que pueda afectar los intereses intermedios, en razón de las denuncias
que desnudan las mentiras y falsedades de un funcionario o del gobierno mismo. El
problema estriba en que el tiempo que a veces dedica la persona honesta
(comunicacionalmente) a defenderse de las infamias y calumnias que enarbolan
los que dicen ser amigos del gobierno, pudiese invertirse en otros eventos más
productivos.
Pacto de la nómina
Los
pactos trazados en épocas, momentos políticos y lugares tenían como base argumentaciones
de orden ideológico. Hoy en día no resulta difícil columbrar que las opiniones,
acciones y movilidades giran en base al pensamiento (dañino para el erario) de
que la nómina puede convertirse en el eje incrementador del patrimonio
personal.
De
ahí que muchos se definen como los amigos del gobierno. Y en verdad lo son. Son
amigos de las ventajas irritantes que otorga un sistema clientelar, que por
cierto no le queda mucho tiempo, por razones económicas nacionales e
internacionales de sostenimiento, pero
que mientras pueda ofrecer liberación monetaria para inflar aún más los vacíos
existenciales de los que hacen del poder económico su único trofeo que exhibir.
La reseña bancaria
Existen
reseñas financieras de características, sin complejidades, dóciles. Por lo que los
niveles siderales que se exhiben en materia de acumulación y comparación de
riquezas, tanto en nuestros pueblos como en todo el entorno nacional, llenan de
frenesí al público simple y común que lleva toda su vida laborando, en medio de
éste capitalismo salvaje, para solo mal comer y mal vivir.
Me refiero a los que
han sido funcionarios, salvo reconocidas excepciones, los cuales luego de un
paso breve o anchuroso por el tren público, pueden acudir a los restaurantes,
clubes, hoteles, tiendas, dealers, etc… de mayor nombradía en el territorio
nacional sin apretarse el pecho para gastar, en una simple cena, hasta 50 mil
pesos.