Este pueblo fue capaz de ir a la guerra en 1965, a morir o vencer, para restaurar la primera Constitución con la que cimentaría su dem...
Este pueblo fue capaz de ir a la guerra en 1965, a morir o
vencer, para restaurar la primera Constitución con la que cimentaría su
democracia tras la decapitación de la tiranía de Trujillo.
La desazón causada por el
golpe de Estado contra el primer régimen democrático encabezado por el
presidente Juan Bosch, en 1963, no liquidó las esperanzas del pueblo de
recobrar el orden democrático malogrado.
Dos años después, las fuerzas
populares derribaron al gobierno de facto mediante una insurrección de
militares partidarios de la vuelta a la Constitución de 1963 y la reposición
del Presidente destituido.
Cuando la marea
constitucionalista avanzaba como un tsunami abriendo los cauces para el
restablecimiento de la democracia, una intervención conjunta de fuerzas
militares de Estados Unidos y otros países volvió a malograr las legítimas
aspiraciones de vivir en libertad y en plenitud de derechos.
Frente a un poder de fuego y
de armamentos superior al suyo, el pueblo recurrió a la más formidable de las
fuerzas: la de su aguerrida voluntad para defender dos causas al mismo tiempo.
Estas causas fueron la de la
vigencia de una Constitución estuprada por el golpe de Estado y la de una
soberanía nacional vergonzosamente mancillada por las botas extranjeras, en un
mismo escenario y con desventajas insuperables frente a las tropas mixtas,
dominicanas y extranjeras, a las que se enfrentaron los constitucionalistas.
Recuperado el ritmo de la
democracia, con elecciones libres y vías abiertas para la alternabilidad en el
mando, el país ha podido construir paso a paso las bases de un Estado de
Derecho que ya, definitivamente, no hipotecará ni dejará que sucumba ante
cualquier fuerza o tendencia que lo amenazare.
Gracias a estas páginas
gloriosas de la gesta iniciada el 24 de abril de 1965, este histórico
martirologio por la defensa de una Constitución progresista y liberal y por
nuestra soberanía se ha convertido en el punto de partida para llegar a modelar
una sociedad libre y una nación independiente, como la que soñaron los padres
fundadores.